En un mundo donde los proyectos son el motor de cambio y crecimiento en las organizaciones, la figura del director de proyectos se ha vuelto esencial. Sin embargo, dirigir un proyecto con éxito no depende solo de la intuición o la experiencia: requiere método, planificación y una visión global. Para entender esto, hoy te hablamos de la triple restricción de un proyecto, clave para calcular tanto el valor como el ROI
Artículo escrito por Miguel Mariñas, antiguo alumno de EBF. Senior International Project Manager
Entrando más a fondo y como si de un malabarista se tratase, un director de proyecto suele tener identificados tres pilares estratégicos en su gestión diaria, un triángulo conformado por alcance, plazo y costes. Tres pilares básicos e imprescindibles que comúnmente les solemos llamar restricciones y forman parte del famoso triángulo de la gestión de proyectos.
Con el alcance definimos qué se va a entregar y qué no, es decir, los límites del proyecto. De esta manera el equipo podrá evitar desviarse o incluso entregar de más o de menos y poner en riesgo, tiempo, coste y calidad.
Importante también es hacer una clara diferenciación de alcance de producto y alcance del proyecto. Mientras el primero define qué se va a entregar y sus características, y funcionalidades; el segundo engloba todo el trabajo, tareas, recursos y procesos necesarios para cumplir con los objetivos y entregar ese producto o servicio de manera exitosa.

Es clave diferenciar entre alcance de producto y de proyecto
El plazo de un proyecto establece cuándo deben completarse los entregables y es un factor imprescindible para el éxito. Gestionar el tiempo implica desglosar el trabajo en tareas específicas, secuenciarlas correctamente, estimar su duración y desarrollar un cronograma realista que combine actividades, recursos y relaciones entre ellos.
El coste de un proyecto representa los recursos financieros necesarios para completar el trabajo dentro del alcance y el plazo definidos. Gestionarlo implica planificar, estimar y presupuestar los gastos de cada tarea y recurso, garantizando que el proyecto se mantenga dentro del presupuesto aprobado.
Teniendo en cuenta todo esto, no podemos dejar de mencionar la importancia del ROI en el triángulo estratégico de la gestión de proyectos. Todo proyecto, mas allá de cumplir con sus entregables, debe generar valor para la organización y ahí es donde entra en juego la importancia del ROI.
El ROI viene determinado por la combinación de alcance, tiempo y coste
El alcance, el tiempo y el coste de un proyecto determinan directamente su ROI, ya que cada uno impacta en el valor generado por la inversión. Un alcance claro evita trabajos innecesarios que aumenten costes y retrasos, mientras que cumplir los plazos asegura que los beneficios se materialicen a tiempo. Por último, una gestión eficiente de los costes garantiza que la inversión se mantenga dentro de lo planificado, maximizando el retorno del proyecto y transformando la gestión de proyectos en una herramienta estratégica para la organización.
Al final, un proyecto bien gestionado no se mide solo por lo que entrega, sino por el valor que devuelve. La triple restricción y el ROI son la brújula que guía a todo proyecto hacia el éxito estratégico. Todas estas cuestiones están integradas en las asignaturas de nuestro máster MBA en A Coruña. El primer paso para obtener ROI es formarse.
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