Cuando trabajamos en comunicación, muchas veces nos vemos en la necesidad de redactar un correo formal para pedirle algo a un cliente, a un superior o a un empleado. Esta es la forma de escribirlo de la forma correcta.
La técnica que siempre hemos de seguir para redactar un mail es la fórmula Íñigo Montoya, también conocida como la técnica La Princesa Prometida. En esas mítica película, Íñigo Montoya suelta la frase: “me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir”.
Esa es una estructura perfecta para desarrollar un mail. Si separamos en partes esa frase, nos queda lo siguiente:
- Mi llamo Íñigo Montoya: primero nos presentamos.
- Tú mataste a mi padre: introducimos el motivo que nos une a la persona a la que nos dirigimos
- Prepárate a morir: una vez que nos hemos presentado, indicamos el motivo por el que mandamos el mail.
Sigue el consejo de Íñigo Montoya para redactar buenos mails
Transformado esto en un correo formal, nos quedaría: “Buenos días. Mi nombre es Íñigo Montoya. Soy el responsable de comunicación de la empresa, y me han solicitado que me dirija a usted para explicarle una novedad. A partir del martes, habrá que usar el siguiente código: ‘02341’ para acceder a las instalaciones.”
Con esta sencilla estructura, no tendrás ningún problema para redactar el mail. Una vez hecha esta presentación, toca desarrollar el resto del texto. Pero lo clave ya lo habrás conseguido, que es concretar el tema a tratar y captar la atención del lector. Una vez hecho esto, bastará con organizar bien el texto en puntos y apartados, cerrando el mail con una llamada a la acción que motive al lector a contestar o a activar cualquier palanca que se pida.
Con este sencillo consejo, podrás escribir mails formales que funcionen y que superen el típico escollo inicial de estas reacciones, que es ser cerrados sin llegar a superar el primer párrafo leído.
En nuestros cursos y masters en EBF ampliamos esta información, pero este sencillo consejo te ayudará a redactar bien y sin problemas.
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