Emprender no siempre nace de una idea disruptiva, ni de un golpe de suerte. A veces surge de un deseo profundo de cambio, de la necesidad de recuperar el control sobre la propia carrera profesional y de la convicción de que el talento, cuando se forma y se enfoca, puede convertirse en una fuente de libertad.
Artículo escrito por Alfonso Martínez, experto en lanzamiento de producto y negocio
Cada año, decenas de profesionales viven ese punto de inflexión: un momento en el que deciden aplicar lo aprendido no solo en una empresa, sino en su propia vida. Tras años de experiencia y crecimiento, muchos descubren que el mayor reto no está en ascender en una organización, sino en atreverse a construir la suya.
En este artículo queremos acompañarte en ese primer tramo del camino: ese mes decisivo en el que se pasa de soñar con ser autónomo o emprendedor a dar los primeros pasos reales hacia una nueva etapa profesional. Un periodo que requiere preparación, visión y, sobre todo, confianza.
De empleado a emprendedor: el cambio de mentalidad
Durante años, la estabilidad laboral se presentó como el ideal profesional. Sin embargo, la nueva economía ha transformado el paradigma: el futuro pertenece a quienes aprenden de manera continua y son capaces de crear valor por sí mismos.
Decidir emprender no significa romper con todo lo anterior, sino redefinir la forma de aportar. Significa dejar de ser únicamente ejecutor para convertirse en estratega, líder y responsable de las propias decisiones.
Ese cambio de mentalidad —de “trabajo para alguien” a “trabajo para un propósito”— no ocurre de la noche a la mañana. Se gesta a lo largo de un proceso formativo, en el que las herramientas de dirección, gestión y liderazgo se combinan con una comprensión más profunda de uno mismo.
Por qué cada vez más profesionales apuestan por el autoempleo
Según los datos del GEM (Global Entrepreneurship Monitor), el emprendimiento por oportunidad —es decir, el que nace del deseo de mejorar una situación laboral— crece año tras año en España. En 2024, más del 70% de los nuevos emprendedores eran profesionales con experiencia previa en el sector privado.
La pandemia, la digitalización y los nuevos modelos de trabajo han consolidado una tendencia: muchos trabajadores optan por convertirse en sus propios jefes, ofreciendo servicios especializados, asesorías o proyectos independientes en los que aplican su conocimiento de manera directa.
El valor diferencial ya no está solo en la experiencia técnica, sino en la capacidad de pensar como empresario, gestionar recursos, liderar equipos y diseñar estrategias sostenibles.
El papel de la formación en esa transición
Formarse en una escuela de negocios como EBF no solo amplía conocimientos: cambia la forma de mirar el mundo profesional.
Los programas executive, como el MBA, dotan al alumno de herramientas concretas (finanzas, estrategia, marketing, liderazgo), pero sobre todo de una mentalidad empresarial y autónoma, capaz de transformar una idea en un modelo de negocio real.
El paso por EBF supone también un entrenamiento en autoconocimiento, resiliencia y toma de decisiones: tres habilidades esenciales para cualquier profesional que aspire a liderar su propio proyecto.
La importancia de las habilidades blandas para emprender con éxito
Liderazgo, resiliencia y visión: tres pilares que se aprenden
Muchos piensan que el liderazgo o la visión estratégica son cualidades innatas. La experiencia demuestra lo contrario: se aprenden, se entrenan y se perfeccionan.
El emprendedor del siglo XXI necesita tanto saber leer un balance como saber gestionar la incertidumbre. Debe comunicar, persuadir, inspirar y adaptarse a entornos cambiantes.
En EBF, el enfoque de formación ejecutiva parte de esa premisa: el talento no basta si no se acompaña de inteligencia emocional, pensamiento crítico y actitud positiva ante el cambio.
Cómo la formación ejecutiva potencia la autoconfianza
Todo proceso de reinvención profesional pasa por un punto común: el miedo. Miedo a no estar preparado, a no tener suficiente red de apoyo, a fracasar. La clave está en transformar ese miedo en acción.
La formación no elimina la incertidumbre, pero ofrece un marco sólido desde el que actuar. Un MBA Executive permite entender los mecanismos de las empresas desde dentro y, por tanto, diseñar con mayor criterio el propio proyecto.
Cuando el conocimiento se combina con la experiencia previa, el profesional deja de dudar y comienza a decidir. La autoconfianza no es innata; se construye con conocimiento y práctica.
La mentalidad emprendedora más allá del plan de negocio
El plan de negocio es una herramienta imprescindible, pero no es el corazón del emprendimiento. Lo verdaderamente determinante es la actitud.
Ser emprendedor implica mantener una mentalidad abierta, exploradora y orientada a soluciones. Requiere cuestionar lo establecido, buscar nuevas oportunidades, escuchar al mercado y adaptarse con rapidez.
En EBF, esa mentalidad se cultiva a través de dinámicas reales, aprendizaje experiencial y contacto con el tejido empresarial. Los alumnos aprenden a pensar como empresarios incluso antes de serlo.

Emprender no es saltar al vacío: cómo prepararte para el primer mes como autónomo
Convertir la incertidumbre en estrategia
Ese primer mes como autónomo suele estar lleno de preguntas. Desde cuestiones administrativas hasta el desafío de organizar la jornada, todo parece nuevo. Pero la diferencia entre quienes perseveran y quienes se paralizan está en la planificación.
Antes de iniciar la actividad, es fundamental definir objetivos claros:
- ¿Qué servicios o productos vas a ofrecer?
- ¿A quién te diriges?
- ¿Qué valor diferencial aportas?
Tener un plan estratégico —aunque sea sencillo— permite convertir la incertidumbre en dirección. No se trata de adivinar el futuro, sino de diseñar escenarios y anticipar respuestas.
Aprender a tomar decisiones con criterio empresarial
Una de las lecciones más valiosas del entorno académico de EBF es que toda decisión debe basarse en datos y análisis, no solo en intuición.
El emprendedor autónomo debe adoptar una visión 360º de su negocio: finanzas, comunicación, precios, posicionamiento, atención al cliente, reputación digital. Aprender a mirar el conjunto y priorizar lo esencial evita errores comunes.
Ese criterio empresarial, forjado en la formación, se convierte en una brújula cuando todo es nuevo.
Planificar el tiempo, los recursos y la energía
El trabajo autónomo ofrece libertad, pero también exige disciplina. El primer mes suele marcar la diferencia entre la improvisación y la gestión consciente.
Reservar tiempo para la estrategia, establecer rutinas de trabajo, fijar metas semanales y cuidar el equilibrio personal son pasos que determinan la sostenibilidad del proyecto.
EBF enseña precisamente eso: cómo estructurar la acción para que el talento no se disperse. Porque el éxito no depende solo de la idea, sino de la constancia.
El valor de crear una red de contactos sólida
Emprender no significa hacerlo solo. En realidad, los proyectos más exitosos son aquellos que construyen comunidad.
El networking que surge en una escuela de negocios se convierte, a menudo, en la base de futuras colaboraciones, clientes o alianzas. La red de EBF —compuesta por antiguos alumnos, empresas asociadas y mentores— actúa como un ecosistema de apoyo que multiplica las oportunidades.
Nadie crece en solitario. Y ese primer mes como autónomo se hace más fácil cuando uno sabe a quién acudir, con quién compartir dudas o de quién aprender.

La visión de EBF: formar líderes que se atreven a crear
EBF no forma solo directivos: forma líderes autónomos, conscientes y preparados para transformar su entorno.
El espíritu emprendedor impregna su modelo educativo. Cada máster, cada proyecto y cada dinámica se conciben para que el alumno desarrolle una visión de conjunto, aprenda a tomar decisiones y adquiera la seguridad de poder crear su propio camino profesional.
El MBA Executive como catalizador del cambio profesional
Entre los programas de EBF, el MBA Executive ocupa un lugar clave. Su objetivo no es solo preparar para dirigir empresas, sino para crear las propias.
Durante el programa, los alumnos trabajan sobre casos reales, diseñan estrategias, aprenden a evaluar riesgos, optimizar recursos y liderar equipos. Esa combinación entre teoría y práctica les da una ventaja competitiva que trasciende el título: la capacidad de actuar con mentalidad empresarial en cualquier contexto.
Para muchos, este programa representa el punto de inflexión que les lleva a pasar de la idea a la acción.
Casos y ejemplos de reinvención profesional desde la comunidad EBF
A lo largo de los años, numerosos profesionales han encontrado en EBF el impulso necesario para redefinir su trayectoria. Directivos que dejaron su puesto para iniciar una consultoría propia, responsables de marketing que se transformaron en estrategas digitales independientes, diseñadores que crearon su propia marca.
Más allá de las cifras, cada historia comparte un elemento común: la decisión de no conformarse. Y ese es, en esencia, el ADN de EBF.

Claves prácticas para avanzar con paso firme
Sigue estas claves para dar pasos sólidos en tu labor del emprendiemiento:
- Diseña tu propósito
- Evalua tus fortalezas y competencias (con honestidad)
- Acepta el aprendizaje continuo como parte del camino
- Aprende a comunicar
Diseña tu propósito: el “por qué” de tu proyecto
Todo emprendimiento comienza con una pregunta: ¿por qué quiero hacer esto?El propósito no es una frase bonita en un dossier; es el motor que te sostiene en los momentos difíciles.
Cuando el “por qué” está claro, las decisiones se simplifican y la motivación se mantiene estable.El MBA Executive de EBF ayuda precisamente a definir ese propósito empresarial y personal, conectando valores, habilidades y objetivos.
Evalúa tus fortalezas y competencias
Antes de lanzarte al mercado, analiza tus recursos: experiencia, conocimientos, red de contactos, reputación digital, capacidad de comunicación. Saber en qué eres fuerte y en qué necesitas mejorar te permitirá posicionar tu oferta de forma realista y competitiva.
La formación te ofrece una ventaja: la autocrítica constructiva y las herramientas para convertir debilidades en oportunidades de mejora.
Acepta el aprendizaje continuo como parte del camino
El emprendimiento no termina con la creación de un proyecto. Es un proceso constante de evolución.
El mercado cambia, los clientes cambian, la tecnología cambia. Por eso, el verdadero profesional autónomo adopta una mentalidad de aprendiz permanente.
Formarse en EBF es el inicio de ese viaje, no su final. La escuela impulsa una cultura de curiosidad, actualización y mejora continua que acompaña a sus alumnos mucho después de haber terminado el máster.
Aprende a comunicar y vender tu propuesta de valor
Un buen profesional no solo debe ser competente, sino también visible. Saber comunicar lo que haces y por qué lo haces mejor que otros es clave para generar confianza.
Desde el branding personal hasta la negociación, pasando por la presentación de proyectos o la gestión de redes profesionales, la comunicación estratégica es una herramienta esencial para el éxito.
EBF lo sabe bien: por eso integra en sus programas módulos de comunicación efectiva, storytelling y liderazgo, que preparan al alumno para ser embajador de su propio talento.
El emprendimiento como actitud vital
Más allá de las cifras o los modelos de negocio, emprender es una forma de estar en el mundo.Es asumir que cada día se puede mejorar, que los errores enseñan, que el cambio es oportunidad. Esa actitud vital —de aprendizaje, responsabilidad y acción— es lo que distingue a los líderes formados en EBF.
La estabilidad profesional, tal como se entendía hace décadas, es hoy un concepto relativo. Las organizaciones evolucionan, los mercados se transforman, y lo único realmente estable es la capacidad de adaptarse.El emprendimiento, entendido desde la perspectiva EBF, no es una aventura temeraria, sino una forma consciente de libertad: la de poder elegir proyectos, clientes y propósitos alineados con los propios valores.
Cada profesional que decide emprender aporta algo único al tejido económico y social. En EBF creemos que la educación no solo debe enseñar a trabajar, sino a construir valor sostenible y humano.
El emprendimiento, bien entendido, es una forma de liderazgo con propósito: genera empleo, impulsa innovación y crea cultura.
“El primer como autónomo no es un destino, es un comienzo”
El primer mes como autónomo no es un destino, sino un comienzo. Es el tiempo en que se ponen en práctica las lecciones aprendidas, se consolidan los hábitos y se descubren las propias capacidades.
Desde EBF, acompañamos a quienes se atreven a dar ese paso con formación, visión y comunidad. Porque creemos que la verdadera educación no termina cuando se entrega un título: empieza cuando el alumno aplica su conocimiento para transformar su realidad.
Emprender es una forma de independencia, sí, pero también una expresión de madurez profesional. Y en ese camino, EBF quiere seguir siendo el punto de partida de quienes eligen vivir de su talento, con propósito y preparación.









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