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Escrito por David Fernández Veloso, experto en transformación digital
¿Estás leyendo este artículo en un ordenador?
A lo mejor no has reflexionado sobre ello, pero en breve los ordenadores comenzarán a cambiar sustancialmente en sus capacidades. Hoy en día, en un ordenador, todo lo que hay y todo lo que puede hacer, es posible gracias a que alguien previamente lo programó y lo desarrolló para que tú en un momento determinado lo puedas usar.
Sin embargo, en poco tiempo todo cambiará, ya que con la IA o Inteligencia Artificial, no necesita estar todo preconcebido para que el ordenador lo pueda ejecutar. Algunos smartphones como el iPhone X o el Huawei P20, ya incorporan IA en sus cámaras para poder aprender en la identificación de los cambios que la cara de una persona tiene y poder seguir funcionando la identificación de la misma. ¿Tienes barba? ¿te has recogido el pelo o maquillado llamativamente? la IA sabe que realizas esos cambios sin que nadie la instruya previamente sobre lo que puede suceder.
Esto puede parecernos simplemente un hito más del desarrollo tecnológico, pero sin embargo es mucho más profundo. Ya decía Aristóteles que no hay nada en la mente que no haya entrado por los sentidos y, ahora, son los sentidos de las máquinas los que se están abriendo y desarrollando. Ya están muy desarrollados la vista y el oído, pero esto solo ha comenzado…
“Con la Inteligencia Artificial no necesita estar todo preconcebido para que el ordenador lo pueda ejecutar”
Las máquinas ya son capaces de ver con inteligencia y de escuchar con inteligencia – todos sabemos de las capacidades de Alexa o de Siri – de aquí a reemplazarnos solo hay un pequeño paso. Si un ordenador puede entender lo que haces viendo y escuchando, puedes estar seguro que entonces podrá aprender para hacer lo que tu haces.
La amenaza está ahí, si queremos verlo como una amenaza, claro; y es que realmente puede serlo si no sabemos utilizar este nuevo avance que está despertando.
Sin embargo, si sabemos aprovecharlo en lugar de entenderlo como una amenaza, se convertirá en un amplificador de nuestras capacidades y una ayuda para llegar a donde nunca nos hubiésemos imaginado por estar distraídos con tareas de escaso valor que una máquina podría hacer incluso mejor.
Nuestra actitud frente a la evolución puede ser competir y rechazarla, intentar ser mejor que la máquina y entrenar para derrotarla o simplemente aceptar sus cualidades y dejar que las máquinas hagan el trabajo de las máquinas, que los robots sean cada vez más robots mientras que las personas seamos cada vez más humanos, desarrollando más y más las habilidades que nos hacen únicos.
“Aceptar sus cualidades y dejar que las máquinas hagan el trabajo de las máquinas”
El papel y la capacidad de los robots está en la repetición de esquemas, en la precisión y en lograr dar respuestas por el análisis histórico de la información almacenada.
El papel de los humanos está en las emociones, en la socialización y en tomar decisiones ante las situaciones singulares. El papel de los humanos es lograr hacer las preguntas adecuadas ante esas nuevas situaciones que la sociedad, la vida y las empresas nos plantean diariamente.
Quizás la fórmula para aprovechar la IA y potenciar así nuestras capacidades y logros como humanidad y como sociedad sea que dejemos que los robots sean los que den las respuestas, mientras nuestro papel sea el de ser capaces de formular las preguntas adecuadas.
Este papel, el de desarrollar las capacidades personales para poder formular las preguntas adecuadas a cada situación singular que la vida, que las empresas y que la sociedad nos deparan es la capa de desarrollo que la formación en un programa de desarrollo directivo, en gestión de personas o un MBA, proporciona a los profesionales del presente para formular las preguntas del futuro.
El futuro avanza a paso de gigante, es imparable el avance tecnológico, depende de nosotros resistir o desarrollarnos para aprovecharlo.
Los foros de desarrollo del pensamiento como las escuelas de negocio son nuestra mejor apuesta para desarrollar nuestra faceta más humana, para dotarnos de pensamiento crítico, de la capacidad de formular las preguntas adecuadas ante cada situación, y ponernos en un plano superior para poder sentirnos cómodos y confiados en una perspectiva superior desde la que podamos decir sin sentirnos amenazados… ¡vivan los robots! y ¡viva la inteligencia artificial!.
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